"Love of Lesbian", l'opinió de Guillermo Hervera

El sábado estuve en el concierto que Love of Lesbian dio en el Palau Sant Jordi. Supongo que muchos sabrán de qué hablo, porque el acontecimiento ha abierto la mayoría de los diarios nacionales.  5.000 personas tuvimos la suerte de cazar al vuelo algunas de las entradas que se agotaron en pocas horas. La organización del evento ha rozado la perfección. A las 11.15 de la mañana tenía cita en la Sala Apolo para realizarme la prueba de antígenos. Previamente me descargué una aplicación que se vinculaba a la entrada con la finalidad de acreditar en los accesos al recinto el resultado de la prueba. En la pista de baile de la Sala Apolo había un auténtico hospital de campaña con diez boxes equipados para realizar la prueba. En cada box, una sanitaria realizaba la prueba y a los 20 minutos recibí el resultado que me permitía acceder al Palau, junto a la exhibición del DNI y la entrada.   Leo en la prensa que de las 5.000 personas que se hicieron la prueba tan solo 6 dieron positivo. A las 6 de la tarde, una vez en la cola del recinto, la organización me facilitó una mascarilla FFP2 de uso obligatorio durante todo el concierto. Dentro del pabellón no se podía beber ni, lógicamente, fumar para evitar sacarse la mascarilla; estas actividades solo se podían realizarse en el exterior. En los instantes previos al concierto, un vídeo presentado por el Doctor Bonaventura Clotet y en el que participaba su equipo médico, fue una inyección de optimismo hacia un público con ganas de vivir. Un concierto es una comunión entre público y artista, en este caso el equipo médico formó parte de esa comunión por méritos propios. Y empezó el concierto, Santi Balmes saltó al escenario con la voz rota de emoción. La banda, como todas, llevaba más de un año sin subirse a un escenario.  


Es cierto lo que explican algunas crónicas: entre el público había mucha gente llorando de emoción. Todos los dimos todo: organizadores, público y por supuesto Love of Lesbian.   Esta pandemia nos ha hecho daño, pero también nos ha hecho más humanos. Y esta humanidad se manifiesta en la cultura. Salimos del concierto con la sensación de haber participado en algo muy grande. Contra la pandemia se lucha a cara perro en los hospitales, y en retaguardia con la vacunación y con la investigación. Pero también hay que investigar en la organización de eventos, hay que luchar por las relaciones humanas y luchar es probar e intentar. El mundo miró hacia el Palau Sant Jordi el sábado por la tarde. Y vio un público con ganas de vivir que se comportó con humanidad.  Dimos un paso tan importante para la música en directo y para la organización de eventos que no podía menos que dedicarle esta crónica. 

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