12M y pragmatismo
El 12M se ha desarrollado según lo previsto. Victoria clara del PSC y batacazo de Esquerra tal como apuntaban todas las previsiones. Aliança Catalana entra en el Parlament con el elaborado discurso de “moros fora de l’Estat Català” y sube el Partido Popular, cobrando del funeral de Ciudadanos y de algunos votantes del PSC que no compran el relato que acompaña a la Ley de amnistía.
Los partidos grandes tienen varias almas. Tanto en Esquerra como en Junts hay dos almas claras: una pragmática, en mi opinión responsable, que apuesta por resolver las cosas sin perder su horizonte independentista. Esta alma asume las prioridades reales de la sociedad catalana consciente que alargar el procés no modernizará el Canal d’Urgell, ni mejorará los datos del informe PISA, ni construirá más viviendas públicas. Y, por otro lado, está el alma punki, la de manifestación y pancarta, la que da la matraca con el referéndum y para la que infraestructuras, sequía y educación son asuntos secundarios. Que Catalunya avance en las prioridades reales o siga bloqueada dependerá del alma que se imponga en cada partido.
En el bloqueo reina Puigdemont. Bloqueó un gobierno independentista, más aún, lo reventó en contra de la mitad de su partido. Él ya ha demostrado que no sabe mantener un gobierno secesionista y se presenta estos días como valedor de la unidad soberanista en un llamativo ejercicio de cinismo. Alguien debe decirle al Rey que va desnudo y que Catalunya ha decidido otra cosa.
Me quedo por último con ese diputado que saca Aliança Catalana en la provincia de Lleida y el diputado que mantiene VOX recogiendo el malestar de una parte de la sociedad leridana sobre un problema que está ahí aunque echemos una bomba de humo. Tan razonable es apelar a las almas pragmáticas de Junts o ERC para avanzar como sociedad, como pedirle a la socialdemocracia ese mismo pragmatismo para afrontar desde la Generalitat los retos en seguridad ciudadana que tiene el país.
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